EL BARZON
CONGRESO AGRARIO PERMANENTE
FRENTE SINDICAL MEXICANO
UNION NACIONAL DE TRABAJADORES

MANIFIESTO DE LUCHA UNITARIA

El día de hoy, las organizaciones que suscribimos el presente manifiesto, iniciamos una jornada de lucha, de movilización, de protesta y de propuesta, dirigida a la búsqueda de nuevas opciones para cambiar las políticas económicas y sociales que, no obstante sus fracasos y sus limitaciones, el gobierno actual se empeña en seguir sosteniendo sin importar los enormes costos que representan para la mayoría de los mexicanos, no sólo en términos económicos, sino sociales, políticos y productivos.

Los poderes Ejecutivo y Legislativo necesitan reconocer que ha llegado a su fin un ciclo de estrategias que exaltaron al mercado por encima de la sociedad y del bienestar general, de estrategias que han antepuesto el interés de los grandes capitales multinacionales y de sus aliados al interés público y al interés nacional. Al mismo tiempo, los poderes Ejecutivo y Legislativo necesitan demostrar que se ha llegado al fin del Estado corporativo y autoritario que por décadas ha predominado en nuestro país, y que gobernar democráticamente exige, precisamente, construir, promover y respetar consensos, nuevas estructuras y procedimientos de gobierno.

A lo largo de los últimos años, las organizaciones que suscribimos el presente manifiesto, hemos tratado de participar en la configuración de las nuevas formas de gobernabilidad participativa del quehacer público y social en nuestro país. Hemos actuado siempre de buena fe, de manera legal, pacífica y responsable, expresando nuestra inconformidad y presentando nuestras propuestas sobre temas fundamentales de la agenda nacional. Sin embargo, al igual que sucede a muchas otras organizaciones sociales, hasta el momento no hemos sido tomados en cuenta. Frente a la propuesta social, han prevalecido la cerrazón, la unilateralidad, la arrogancia y la simulación de un poder autoritario que se niega a cambiar y que busca imponer sus puntos de vista de manera excluyente. Este nuevo autoritarismo está amenazando no sólo la posibilidad de un mayor avance democrático para el país, sino que está poniendo en riesgo la estabilidad política y social de México. No estamos dispuestos a seguir siendo excluidos ni a permitir que se arriesguen la viabilidad y la sustentabilidad de la Nación.

Es por eso que hemos decidido actuar unidos hasta lograr un cambio substancial en el rumbo de las políticas económicas y sociales de interés nacional. Exigimos, en lo inmediato, que la asignación del presupuesto para el año 2003 tenga un enfoque eminentemente social, que en él se incluyan en especial recursos para apoyar el desarrollo de los pequeños productores agropecuarios, pero también para fortalecer la seguridad social, la salud y la educación. Exigimos una renegociación y moratoria del capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y demandamos que las Comisiones de Trabajo y Previsión Social del Senado y de la Cámara de Diputados consideren y discutan las diferentes propuestas y posiciones en torno a la reforma laboral existentes.

Nos oponemos enérgicamente a que la reforma laboral y otras reformas, como la reforma energética, se hagan a capricho de los intereses de poderosas empresas multinacionales y de sus voceros, los organismos financieros como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, entre otros. Necesitamos que la definición de un verdadero proyecto nacional para la transición a la democracia sea hecha por los propios mexicanos, de manera incluyente, plural, participativa y creativa. En particular, esta definición necesita de la participación y de los consensos de la sociedad y sectores productivos en torno de temas generales y regionales de desarrollo económico de la nación. Es por estas razones que rechazamos la "Propuesta Abascal" de reforma de la legislación laboral, pues es evidente que se trata de una propuesta oscura, lesiva a los derechos de los trabajadores, que ha sido elaborada sin el consenso de los actores productivos, sin diagnóstico previo y sin un afán de transformar y de democratizar el sistema laboral en su conjunto.

Nos anima una posición histórica de clase, como trabajadores del campo y de la ciudad, como ciudadanos libres, como actores de una democracia en ascenso que hemos contribuido a construir. Sabemos que en una coyuntura tan especial e inédita como la que vive el país, no podemos perder las oportunidades de cambio y de avance, no podemos desperdiciar la posibilidad de consensos y de acuerdos. Reafirmamos nuestro derecho de participar. No cederemos.

.